Laconico

Anunciada pomposamente por sus dueños como una heladería inscrita en el Libro "Guinnes" de records, debido a alos más extravagantes sabores que incluye. En el aviso se leen unos pocos, entre los cuales figura el ají, cebollas, ajo y caraotas. Pero en su interior el menú es aún más grande: carne, camarones, etc. El día que estuvimos allí estaba cerrada por mantenimiento. Digna de visitar.

Como toda biografía o autobiografía que merezca respeto de sus eventuales lectores, la mía es también falsa. Ningún atenuante en ese sentido tiene, el hecho que mi autobiografía la haya escrito en 1958, hace cincuenta y un años, cuanto yo tenía 11 años. De acuerdo a ello, el título de esta narración debería ser una tautología. Agrego que dejo a salvo la cuantificación de esa falsedad, es decir, si una biografía o autobiografía es “esencialmente”, “fundamentalmente” o “mayormente falsa”, con sus escalas intermedias “más o menos falsa” y otras. La mía es falsa, a secas. Hace bastantes años que no veo el texto, una modesta hojita de papel cuadriculado que correspondía a mi cuaderno de Matemáticas de sexto grado, en aquel inmenso salón medio oscuro del Colegio “Calicanto”. Ayer, como tantas otras veces a lo largo de todos esos años por diversos motivos y por diferentes hijos, me senté en un banco a esperar a mi hija que salía de clases, bajo el calor intenso de las tres de la tarde. Hice

El presidente paraguayo no es de los que delega funciones esenciales del Estado. No, las asume personalmente. Dado que el 60 % del territorio paraguayo, particularmente el Alto Chaco, está casi despoblado (apenas tiene un 2% de la población nacional), él decidió poner en práctica un proyecto para aumentar la natalidad y como jefe de Estado ha asumido directamente ese compromiso.

Por la paz el paraguayo asoma/ honrar el ave que la representa/ y sin ningún cuento ni cuenta/ está en paz con su paloma

La revolución de Lugo/ no es de toga y birrete/ En su acción es un verdugo/ con tractor, hoz y machete/.

Llegando a Gavidia, a mano izquiera, después de recorrer unos quince minutos está esta bellisima posada, llamada "Llano del Trigo". La foto de abajo, desde donde se ve lla llanura de Gavidia, fue tomada en la vía que conduce a la Posada, muy cerca de allí. Infríble la voluntad y decisión de hacer esa aposada allí, tan apartada de todo.

Allí mismo en Gavidia, frente al pedazo de tierra donde unos campesinos labran la tierra, de acuerdo a la última foto acompañada a este blog, está este árbol con una propaganda electoral de Lorenzo Fernández, quien fue candidato presidencial del partido Copei en 1973, lo que nos indica que esta propaganda tiene allí alrededor de 36 años. Más adelante, le pregunté a una señora lo extraño que esa propaganda se haya conservado allí por tanto tiempo y cuando trató de responderme "Esa esta allí como un...", mi hermano la interrumpió y no supe cuál era la palabra faltante. Un verdadero récord.

Que belleza la de ese inmenso valle que se observa desde Las Piñuelas, a unos 3 kilómetros de Gavidia a mano derecha, hacia el sector de las lagunas. En el camino observamos este trabajo agrícola con bueyes. Al fondo de ese valle está Gavidia. En la próxima entrega publicaremos una curiosísima propaganda política que se encuentra justo allí, en un árbol, que está frente al trabajador agrícola.

Allí se ve la cabina del teleférico esperando por la reparación que hace falta para ponerlo en funcionamiento. Que esa magna obra del turismo venezolano sea paralizada con frecuencia no es otra cosa que la desidia y la indiferencia de todos los gobernantes de todos los tiempos. Una obra de la talla del teleférico de Mérida, no debería paralizarse ni un segundo, jamás. Le pertenece al pueblo, le pertenece a la nación, es de una dimensión mundial. Quien lo haya recorrido sabe que es así. Me pregunto que hacen con el dinero que se percibe por su utilización y miren que es bastante. Su paralización daña toda la red hotelera y turística de uno de los Estados más progresistas de Venezuela, particularmente toda la infraestructura aledaña al teleférico. La sala audiovisual, fotográfica, hemeroteca, etc. que se refiere al teleférico desde su construcción está bien completa, pero debería tener un espacio mucho más grande. Protesto, en nombre de los venezolanos, por permitir que se cierre con fr

Regreso esta semana pasada a Gavidia, una pequeña población cercana a Mucuchíes (apenas 15 minutos). Como puerta de acceso a Gavidia están dos inmensas rocas, pasando la carretera por el medio. El pueblo está asentado en una llanura de cierta extensión. Al llegar allí hay una bifurcación (en la próxima entrega le presentaré el aviso, para quienes quieran explorar esta ruta), la cual conduce a mano derecha por la montaña (accesible en rústicos, preferiblemente) hasta que fin almente hay que detener el vehículo y seguir a pie o en caballos alquilados hacia las lagunas, una a hora y media, la otra a cuatro horas (tal como se indica en el aviso). A mano izquierda de Gavidia hay otro camino que finaliza en un sitio donde solo se puede ir a pie o en bestia a otra laguna. En esta vía hay una bellísima posada (llamada El Llano del Trigo), muchos sembradíos y casas, haciendas, silos, dependencias públicas (escuelas, misiones, centros de atención a la población). Voy a presentar a Gavidia en

Después de Semana Santa, acabo de pasarme cinco días en ese Estado Mérida que he visitado continuamente durante casi cuarenta años. Esa tierra maravillosa, laboriosa, ejemplar. Me he instalado en una cabaña del páramo, cercana a Mucuchíes, donde también he estado en contacto con personas que trajinan con sacrificio su organización social para beneficio de sus comunidades. Estuve en Timotes, a la que reseño hoy. Traté de hacerlo en enero, pero el día escogido no pude, debido a las fiestas de San Benito, en el que estaban colapsadas las vías de acceso. Timotes tiene un profundo movimiento comercial, producto de su gran y variada producción agrícola. De verdad es satisfactorio comprobar cuántas hortalizas, frutos, etc. se producen allí. La población se siente próspera, contenta.

Vista de la Avenida Bolívar de Maracay, en dirección al este de la ciudad, vía Plaza Bolívar, a la derecha la Torre Sindoni, luego La Barraca y San Jacinto.

No sé si existirá alguna otra ciudad en el mundo que, teniendo un lago, un río o el mar junto a ella, haga su vida sin ningún contacto social, humano, económico, turístico o espiritual con esa masa de agua. Maracay podría ser única en eso. Aquí nadie jamás ha tenido que ver con la parte de la Laguna que está junto a ella y que comparte con el Estado Carabobo Es casi inimaginable para una persona que en pleno municipio Giradot (Maracay) del Estado Aragua pueda existir muelles y muchas casas con lanchas en sus puertas, algo que es común en Puerto La Cruz, Cumaná, Maracaibo, Coro o cualquier otra. Y no es solo porque esa laguna está contaminada, porque no se la cuida ni se hacen inversiones en ella, no, sencillamente, la población no se ha relacionado jamás con ese espacio que, bien tratado y tomado en cuenta, sería muy provechoso en ese sentido. Allí ven la Laguna, al fondo, después de un edificio situado en la Calle Páez, donde funciona un órgano llamado Fiscalía del Ministerio Público

Estas fotos corresponden a la Avenida Bolívar de Maracay, sector llamado "La Barraca", vía San Jacinto, donde por muchos años estuvo la sede de la Tabacalera Nacional (edificación de la izquierda), ahora convertida en un Centro Comercial bastante amplio y cómodo, con posibilidades de expansión. Que la Tabacalera se haya ido de allí no significa, como sería deseable, que se hayan acabado los fumadores. Sencillamente, se mudaron a otra parte a continuar expandiendo ese vicio que hace estragos en la salud pública.

La permanencia en mi amada ciudad de Maracay durante la Semana Santa, me permite este ejercicio de tomarle algunas fotos. Complazco a sí a los visitadores de este blog, sobretodo de quienes me escriben desde el extranjero pidièndome nuevas fotos. En esta ocasión, aprovechando que fui a conocer la nueva empresa de Cinex en los altos de Galerías Plaza (es deseable que proyecten un buen cine, eliminando algunas películas que no valen la pena), en la Avenida Bolívar, le tomé estas fotos que hoy les obsequio. Allí se ve el antiguo Cine Maracay, en la calle Miranda. Foto tomada el jueves Santo 2009.

Y llegará dando clases de ortografía. (Grafito Urb. La Romana, Maracay)