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Mostrando entradas de julio, 2014

LATIGAZOS EN LA ORILLA DEL RÍO.

A veces, sentados en la orilla de un río, observamos como pequeños latigazos de agua chocan contra la orilla. Dejamos de seguirlos y al rato volvemos. Repetimos la operación. De pronto, caemos en cuenta que el agua que hace un rato estaba lejana, nos llega a los pies. Así sucede. Me dijo un médico que el organismo humano es tan perfecto que, en ocasiones que se bloquean los vasos sanguíneos, él trata de abrirle el paso a la sangre por otras vías creadas al efecto. Así sucede no solo en eso. Parece como de temerosos o miedosos el callar ante determinadas circunstancias. Y puede ser así. Pero en muchas otras   es   sabiduría que cuesta alcanzar. Bis. En la parte de maldición que se genera en un país petrolero mal administrado, se pierden diariamente cuantiosas riquezas. La más lamentable de estas es la de horas-hombre llenas de sabiduría, inteligencia y bondad sin utilidad alguna. Comprobable. Sucede. Internautas han creado métodos para fustigar la fe. Te piden a cada rato qu

GASES QUE HICIERON HISTORIA

GASES QUE HICIERON HISTORIA. Y no nos referiremos a las bombas lacrimógenas (llamadas erróneamente también “lagrimógenas”) ni al gas mostaza ni pimienta ni nada por el estilo. No, lo hacemos refiriéndonos a aquellos gases más cotidianos y sencillos, aquellos que emergen de nuestros cuerpos. Hay que estar en las “grandes ligas” para poder hablar de ellos sin que te lo reprochen o para que la prensa se atreva a publicar algo sobre los mismos. En dos ocasiones trate de meterlos en la prensa en forma de cuentos y fueron rechazados. Que no es lo mismo que sucedió con Gabriel García Márquez, quien desparramó uno por todo Macondo en la persona de José Arcadio Buendía,   causando estragos hasta en las flores. Un conocido escritor criollo también le dio duro al tema y fue visto como una gracia. Tratare de hacerlo, humildemente, honrando la verdad, corriendo el riesgo de ser execrado por tal atrevimiento. Por allá por los años sesenta mi primo hermano y tocayo Vicente Amengual C