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La monosápida o arepa de pira.

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Es posible que en Caracas y otras ciudades grandes del país sea difícil, pero imposible no es. En el resto del país es factible sin mucho esfuerzo. Me refiero a hallar una mata que comúnmente es denominada "pira" (en algunas regiones del país se le dice "pira" a los granos como el frijol, etc.), la cual es considerada muy sabrosa nutritiva, aunque prácticamente nadie la consume. Traté de conseguir en internet una foto de esa mata pero fue imposible, de modo que les explico que es pequeña, pudiendo alcanzar cuando más unos 4o centímetros. Su tallo y sus flores son muy parecidos a los del brócoli no solo en apariencia sino en su textura. Conozco personas que la han comido en diversas formas, especialmente en revoltillo. Bueno, supongo que es posible preparar una arepa a un costo incluso muy inferior a 1,50 bolívares si la hace en su casa, porque aún tratándose de una mata silvestre, si entra en el mundo de la comercialización (transporte, depósito, manufactura, empl...

La picaresca venezolana: El ideólogo Aragueño Didalco Bolívar.

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Didalco Bolívar no se corresponde con el concepto de lo que yo creo que es un amigo, pero sí, en verdad, lo es en algo incipiente o en proyección hacia una posible amistad. Lo conocí cuando era un flaco que pateaba calles en sus años mozos y siempre he estado en contacto de alguna manera con él hasta su recientemente culminada función de gobernador. Ese lazo no se ha visto afectado por haber sido él el artífice de mi expulsión ilegal y arbitraria del poder judicial, puesto que sé que en política, máxime en estos tiempos de intolerancia y exclusión, esas cosas suceden normalmente en nuestro país. En tal caso, si alguna revancha pudiera haber aspirado, ya esta se dio, con el solo hecho que él mismo haya aprendido la lección al haber sido también víctima de esa intolerancia, incomprensión y abuso del poder. Didalco es autor de una idea emblemática de la picardía del venezolano, máxime en el área de la política. Nada más revelador que este mensaje dado directamente a dos grandes amigos mí...

De la picaresca venezolana. Bellas lolas.

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El azar, o quizás más específicamente una solicitud atípica de mis servicios profesionales de abogado, me llevaron a penetrar este entramado de la picardía venezolana, cuyo máximo exponente era un médico cirujano, que bien podría hacer palidecer de envidia a muchos otros exponentes del género. MI clienta, por decirlo de algún modo, es una representante de la belleza de la mujer venezolana (estas dos últimas palabras constituyen casi una tautología) de los pies a la cabeza, aunque a decir verdad ella no lo hubiese aceptado del todo, pues sus senos, que a los efectos de este relato llamaremos las lolas (para darle mayor fuerza a la picaresca del mismo) no eran de su agrado. Así que resolvió operárselas, colocándose unas prótesis. Dos o tres días después de hacerlo, las heridas no cicatrizaban bien y ya hasta parecía que iban a supurar, por lo que resolvió contactar a su cirujano en busca de ayuda. Todos los contactos fallaban, no le respondía a los mensajes y he allí que entra en acción ...

De la picardía del venezolano: El llanero romántico.

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A principio de los años sesenta conocí en Maracay un llanero que recién llegaba de Calabozo a estudiar Agronomía. Era todavía aquella población de una angostica avenida 19 de abril, en la que cercana a la casa de familia donde se hospedó el llanero, estaba un negocito llamado “La Marinera” que, entre otras cosas, vendía un guarapo de papelón con limón, que bastante nos quitó la sed en la caminata de ida y vuelta al liceo Codazzi. Parece que nuestro personaje dejó en sus llanos muchos corazoncitos ilusionados y se dispuso a cumplirles con el único recurso que para la época había: las cartas, que tardaban varios días en llegar y otros más en traer respuesta. Seguramente, cuando nuestro amigo se dio cuenta que escribir muchas cartas era una actividad que le podía quitar tiempo a sus estudios, resolvió comprar papel carbón y con una sola misiva mataba varios pájaros de una misma pedrada. Y otra cosa más: Había ido a uno de esos kioscos que quedaban cerca del mercado principal y había compr...

De la picaresca venezolana: El detective Columbo.

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Uno o algunos de mis patrones de percepción de la realidad no deben andar muy bien. Desde hace muchos años, por ejemplo, no hay nada que me cause más gracia, hilaridad o cosas por el estilo, que las telenovelas. Si acaso hago algún esfuerzo de unos pocos minutos al mes para verlas es, precisamente, en busca de humor. Ver todas las peripecias de un ciudadano enamorado, bien vestido y que vive con lujos pero que no trabaja, pensando en el amor desde que amanece hasta que anochece, tiene un verdadero efecto humorístico. Por el contrario, si acaso me topo con alguno de los programas humorísticos del país – me topo, sí, tiene que ser por azar – no puedo más que enseriarme, valga decir arrecharme, por toda la insolencia y vulgaridad que unos, no todos, presentan. Mi programa de humor preferido, además muy dado a exponernos por efecto contrario elementos de la picaresca venezolana – es la serie detectivesca Columbo. Como ustedes saben, Columbo es un detective (creo que de la policía de Los ...

De la picaresca venezolana

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Después de años de haber leído muchos textos (libros, revistas, artículos de opinión, etc.) sobre picaresca, en especial de la del venezolano; luego de haber vivido cientos de experiencias, muy particularmente en el ejercicio de la abogacía, y de haber obtenido información de primera línea por parte de quienes las han vivido; después de escribir artículos de opinión y ahora en internet sobre el tema e, inclusive, con posterioridad a la culminación de una obra mía titulada "El arte de joder", que en buena medida es un anecdotario sobre picaresca, llega a mis manos un libro escrito con criterios profesionales y por un especialista en el área a la cual pertenece lo relacionado con la picardía, titulado " La picardía del venezolano o el triunfo de tío conejo", del profesor universitario Axel Capriles, libro este que, en definitiva, ha contribuido a ampliar mi marco de conocimiento sobre el asunto, llevándolo más allá del empirismo producto de mis vivencias. Se los reco...

Eventual convocatoria a un referendo sobre la pena de muerte.

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En una eventual convocatoria refrendaria sobre la pena de muerte, podría hacerse, por ejemplo, una pregunta muy simple, apegada a la verdad, que diga así: "¿ Está usted de acuerdo con la imposición en Venezuela de la pena de muerte a las personas que hayan cometido intencionalmente los delitos previstos en los artículos x y j del Código Penal ?. Pero si no se quisiera preguntar la verdad, por cualquier razón no justificada realmente, podría escogerse esta otra: ¿ Esta usted de acuerdo con ampliar los derechos civiles de los venezolanos, en el sentido de permitir que las personas que hayan cometido delitos graves, en lugar de sufrir largamente por la pérdida de la libertad y en vista del impedimento de reingresar a la sociedad por los hechos que han cometido, puedan disponer de una solución distinta como consecuencia de sus acciones, siendo que dicha decisión será establecida por los órganos competentes del Estado ?