DIOS CUIDE EL BARCO QUE VIENE DE NICARAGUA.
Con esa perseverancia con la que el Creador me dotó - y que muchos resultados buenos me ha dado - salgo por segundo día consecutivo, desde las 5 de la mañana, a buscar café. Te rebotan decenas de veces, pero no dejan de darte esperanzas o de sugerirte algunos mecanismos o probabialidades para hallarlo.
"Dile al bigotudo de la entrada del negocio que está en la Avenida Sucre que vás de parte mía..." me dijo uno. " Verga, compai, - me dijo otro - el sábado le compré 50 bultos a un chino de El Junquito y acabo de vender el último paquete". "Amigo, en el Mercado Libre hay una señora que lo muele y lo vende escondidito a sus amigos, ahí mismo consigues un pana que te haga la segunda...", me atajó otro.
Total, dos horas y media, sin nada. Y los presuntos vendedores te ven con una cara de compasión, como diciendo: " a este pendejo lo datearon bien, pero llegó tarde, esa vaina vuela..."
El mejor de todos fue el último negocio donde estuve. " No hay - me dijo - hace días que desapareció
y ya no le queda ni a la viejita del Tacita de Plata, pero tranquilo, uno o dos días y habrá, hay un barco que salió de Nicaragua con paquetes de café por coñazos..."
No lo seguí oyendo. Me quedé pensando como un modestísimo bodeguero sabe cuándo y de dónde salieron los barcos con pollo, café, carne, etc., por dónde vienen y cuándo llegarán.
Creo que iba a concluir pensando "nos jodimos", pero en lugar de ello volví al optimismo y a la perseverancia y cambié mi pensamiento por: " Dios cuide al barco que viene de Nicaragua..."
"Que lo libre de tifones o cualquier mal"
Y pasado mañana iré nuevamente a buscar café.
"Dile al bigotudo de la entrada del negocio que está en la Avenida Sucre que vás de parte mía..." me dijo uno. " Verga, compai, - me dijo otro - el sábado le compré 50 bultos a un chino de El Junquito y acabo de vender el último paquete". "Amigo, en el Mercado Libre hay una señora que lo muele y lo vende escondidito a sus amigos, ahí mismo consigues un pana que te haga la segunda...", me atajó otro.
Total, dos horas y media, sin nada. Y los presuntos vendedores te ven con una cara de compasión, como diciendo: " a este pendejo lo datearon bien, pero llegó tarde, esa vaina vuela..."
El mejor de todos fue el último negocio donde estuve. " No hay - me dijo - hace días que desapareció
y ya no le queda ni a la viejita del Tacita de Plata, pero tranquilo, uno o dos días y habrá, hay un barco que salió de Nicaragua con paquetes de café por coñazos..."
No lo seguí oyendo. Me quedé pensando como un modestísimo bodeguero sabe cuándo y de dónde salieron los barcos con pollo, café, carne, etc., por dónde vienen y cuándo llegarán.
Creo que iba a concluir pensando "nos jodimos", pero en lugar de ello volví al optimismo y a la perseverancia y cambié mi pensamiento por: " Dios cuide al barco que viene de Nicaragua..."
"Que lo libre de tifones o cualquier mal"
Y pasado mañana iré nuevamente a buscar café.
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