HOY ES EL DÌA DEL ABOGADO.
Ya expresè que hoy no tenemos nada que celebrar.
En su lugar, podrìamos recordar tantos hombres y mujeres que durante nuestra vida republicana, han enaltecido la abogacìa con su presencia como litigantes en el foro judicial, o bien con sus fallos como jueces o en labores tribunalicias, su asesorìa pùblica o privada, la docencia, sus servicios a las sociedad, entre otros. Gracias por haber honrado nuestra profesiòn.
Los principios enseñados y los alcanzados en el aprendizaje de años, nos invitan a tener la mayor indulgencia posible con aquellos que prestaron sus conocimientos para torcer la justicia, inclusive prostituirla. Extensiva a quienes han desfigurado textos legales y la Constituciòn para avalar atrocidades o aberraciones, algunas ya entradas en el campo de los delitos contra los derechos humanos. Pedimos al Creador que los alcance una justicia humana racional, sin venganza ni extremos.
Recibì apoyo, por diversas vìas, con el escrito publicado en esta red social hace pocos dìas, sobre el mismo tema. Destaco particularmente el de funcionarios judiciales, ignorados u ofendidos en estos tiempos hasta lo inimaginable. Y no se trata ya de sus menguados sueldos y beneficios. La afrenta ronda la infamia del enclaustramiento, lo que se traduce en imposibilidad de protestar o de hacer uso de sus derechos constitucionales a la libre expresiòn, participaciòn polìtica y hasta la libertad de vida privada.
La sociedad, cualquiera que ella sea, aun en los peores momentos que pueda tener, logra un equilibrio mìnimo cuando hay un abogado que lucha por ella y jueces y funcionarios que defienden la estabilidad de la sociedad.
En su lugar, podrìamos recordar tantos hombres y mujeres que durante nuestra vida republicana, han enaltecido la abogacìa con su presencia como litigantes en el foro judicial, o bien con sus fallos como jueces o en labores tribunalicias, su asesorìa pùblica o privada, la docencia, sus servicios a las sociedad, entre otros. Gracias por haber honrado nuestra profesiòn.
Los principios enseñados y los alcanzados en el aprendizaje de años, nos invitan a tener la mayor indulgencia posible con aquellos que prestaron sus conocimientos para torcer la justicia, inclusive prostituirla. Extensiva a quienes han desfigurado textos legales y la Constituciòn para avalar atrocidades o aberraciones, algunas ya entradas en el campo de los delitos contra los derechos humanos. Pedimos al Creador que los alcance una justicia humana racional, sin venganza ni extremos.
Recibì apoyo, por diversas vìas, con el escrito publicado en esta red social hace pocos dìas, sobre el mismo tema. Destaco particularmente el de funcionarios judiciales, ignorados u ofendidos en estos tiempos hasta lo inimaginable. Y no se trata ya de sus menguados sueldos y beneficios. La afrenta ronda la infamia del enclaustramiento, lo que se traduce en imposibilidad de protestar o de hacer uso de sus derechos constitucionales a la libre expresiòn, participaciòn polìtica y hasta la libertad de vida privada.
La sociedad, cualquiera que ella sea, aun en los peores momentos que pueda tener, logra un equilibrio mìnimo cuando hay un abogado que lucha por ella y jueces y funcionarios que defienden la estabilidad de la sociedad.
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