ALÓ CIUDADANO
En eso de hallar un equilibrio informativo, era recomendable darle a diario una breve ojeada al programa "ALÓ CIUDADANO". Quedarse viéndolo en muchas ocasiones, cuando traían a gente experta en determinados temas y explorar alguno nuevo que estaba en ese momento en la pantalla.
Si partimos de la tesis que para un buen gobernante es positivo contar con opositores que puedan ser útiles, creo que de ese programa se podían sacar buenas experiencias. Muchos recursos humanos reconocidos en diversas áreas fueron a parar allí. Pero, al parecer, ese interés no lo hay.
Muchas veces eran una y mil veces los mismos, con las mismas cantaletas, los mismos puntos de partida y las mismas conclusiones. A veces, aburría.
En el campo jurídico, por ejemplo, donde hoy día hay tanta gente especializada en los más diversos temas, siempre veíamos a los mismos.
Hay campos del conocimiento que no llegaban allí con regularidad.
Aceptando que para cada ser humano las cosas no deben ser exactamente como uno las quiere, el programa cumplía en términos aceptables el objetivo para el cual fue creado.
La intervención del público fue muchas veces apropiada, esclarecedora, precisa.
Eliminarlo por solo demostrar superioridad, fuerza o conseguir silencio, es una torpeza incuantificable.
Posiblemente, a corto plazo, se compruebe ese error.
Aunque tal vez la mayor parte de las veces yo me guiase por los señalamientos que he hecho en cuanto a sus desatinos y por tanto no lo veía o lo veía muy poco, en bastantes ocasiones encontré material para reflexionar, de calidad y valor democrático.
Si partimos de la tesis que para un buen gobernante es positivo contar con opositores que puedan ser útiles, creo que de ese programa se podían sacar buenas experiencias. Muchos recursos humanos reconocidos en diversas áreas fueron a parar allí. Pero, al parecer, ese interés no lo hay.
Muchas veces eran una y mil veces los mismos, con las mismas cantaletas, los mismos puntos de partida y las mismas conclusiones. A veces, aburría.
En el campo jurídico, por ejemplo, donde hoy día hay tanta gente especializada en los más diversos temas, siempre veíamos a los mismos.
Hay campos del conocimiento que no llegaban allí con regularidad.
Aceptando que para cada ser humano las cosas no deben ser exactamente como uno las quiere, el programa cumplía en términos aceptables el objetivo para el cual fue creado.
La intervención del público fue muchas veces apropiada, esclarecedora, precisa.
Eliminarlo por solo demostrar superioridad, fuerza o conseguir silencio, es una torpeza incuantificable.
Posiblemente, a corto plazo, se compruebe ese error.
Aunque tal vez la mayor parte de las veces yo me guiase por los señalamientos que he hecho en cuanto a sus desatinos y por tanto no lo veía o lo veía muy poco, en bastantes ocasiones encontré material para reflexionar, de calidad y valor democrático.
Comentarios