LEE KUAN YEW
Desde hace algunos años, sospecho que algunos de mis amigos han pensado en solicitar que una Junta Médica examine mis condiciones mentales y posiblemente me envíen a un sanatorio. Y es que a estas alturas, con algunos años en el almanaque, sigo pensando que es posible que haya una vez un gobierno que se trace unas metas razonables, luche por alcanzarlas, lo logre y luego se vaya al carajo con sus macundales. Un gobierno lo más transitorio posible, pues.
A la espera de que en cualquier momento lleguen cuatro loqueros vestidos de blanco a buscarme, me asalta la noticia de la muerte de LEE KUAN YEW (así, en mayúsculas) y leo lo que ha hecho con su país, Singapur.
La convirtió en una economía del primer mundo, saliendo del tercero. Alto ingreso pér capita. Sin corrupción y con severidad contra el que incurra en eso. Un alto sentido de respeto a las instituciones, como base de la sociedad. Confianza y respeto al capital humano. Creatividad y competitividad, recursos para la gente creadora. Atención al ciudadano y sus necesidades, esto es, dando prioridad a lo social, en armonía con la riqueza y la inversión. Autoridades vigilantes y custodios de su país. Presupuestos que solo contienen lo necesario. En varios renglones, Singapur se codea con los primeros del mundo.
Tal vez los cuatro loqueros han leído sobre ese jefe de Estado antes de venir a buscarme y decidieron que, después de todo, no estoy tan loco. Yo, por mi parte, tuve fe en que algún día eso sucedería. Saludos al pueblo de Lee Kuan Yew.
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