INSTRUIDOS EN LA AFLICCIÓN.

DEDICO ESTAS NOTAS A MIS COMPAÑEROS DE LA PROMOCIÓN DE ABOGADOS UCV. 1968. HOY CUMPLIMOS 48 AÑOS DE NUESTRA GRADUACIÓN.

Según el pensamiento cristiano, en muchas ocasiones se justifica la aflicción de una persona, grupos o naciones, pues se considera que esta es una forma de tomar conciencia de los errores cometidos y  más que todo de abrirse camino hacia el futuro con mejores actitudes e ideas, en busca de la justicia, la paz y el bienestar
“Antes de ser afligido, me extravié, ahora observo tu promesa…” o  “Yo sé, Yavé, que son justos tus juicios, que Tú me afliges justamente…” ambos del Salmo 119.
¿Tiene eso sentido hoy día en nuestro país?
Más de cien años de explotación petrolera pudieron habernos convertido en una nación poderosa, entendido el poder como ejercicio para asegurar el bienestar absoluto de sus ciudadanos y de paso aportar al resto de la humanidad.
La humanidad sí recibió sus aportes, muchos más buenos que malos. Ciertamente, personas y grupos de mala índole saquearon, saquean y ¿saquearán? nuestras riquezas, pero es innegable que pueblos enteros de otras partes del mundo, forjaron su estabilidad merced a lo que sus hijos trabajaron aquí honestamente.  Y sus gobiernos, a través de muchas fuentes totalmente pulcras, edificaron puentes, plazas, hospitales, vías de penetración agrícola, agricultura, comercio, industria, investigación, educación, etc., con dinero producido en esta tierra venezolana.
Fue tanta la abundancia que aun siendo nosotros básicamente malos administradores, alcanzó para hacer un bosquejo de una nación ejemplar.
Todos nuestros mejores ciudadanos advirtieron con tiempo que esas riquezas materiales debían generar otras riquezas materiales, por ejemplo, la agricultura, y más que todo una profunda y sólida riqueza espiritual y moral, que se traduciría en gobernantes y magistrados cultos, justos e incorruptibles, seguridad ciudadana, conocimientos y otras riquezas de más alcance que la minería o los hidrocarburos.
En cambio, el país fue azotado desde arriba hacia abajo y desde abajo hacia arriba, por los costados o como sea, por depredadores de toda índole, quienes deben tener acumulados en el exterior, tesoros con los que se podría sostener el país por décadas.
No vale la pena hacer más descripciones. Basta con decir que la depredación se ha especializado de tal manera, que hoy día se expresa por cientos de millones de dólares, tan solo para comprar conciencias que contribuyan a sostener una forma de gobernar que ha demostrado hasta la saciedad, ser inviable y tan fuera de orden como en todas sus otras versiones.
Y fue así como vino la aflicción de la que hicimos referencia al principio. Esa aflicción que tampoco requiere de mayores explicaciones, dado que las máximas pruebas de humillación están por doquier y todos los días.
Tampoco allí concluye esto. No hay que darle mucho crédito a algunos supuestos afligidos que está presentes en la lucha para desplazar a este gobierno. Solo tratan de sustituir personas y continuar con la misma parranda.
Otros quieren venganza.
No, señores.
O se hace una nación o continuamos con el mismo campamento.

En otras palabras, solo si se agrupan los buenos ciudadanos para enfrentar a los malos habitantes de esta tierra, haciendo un escudo invencible de paz y justicia, tendrá sentido la aflicción que justamente Dios nos ha mandado en este tiempo.

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