SOBRE LA PAZ EN COLOMBIA
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) fueron consideradas siempre un grupo terrorista o subversivo. Sin embargo, a mi juicio, el solo hecho de haberse sentado el gobierno a dialogar con ellas, les confiriò - si acaso no lo tenìan antes - el estado de una fuerza beligerante, es decir el reconocimiento a ser parte en un conflicto armado.
Esa condiciòn vale a la hora de establecer el acuerdo de paz que ya ha entrado en su parte final. Disminuida o no (eso es algo que corresponde al campo militar) lo cierto es que no se le pudo vencer en forma definitiva y tuvo la fuerza necesaria para converger con el gobierno en unas discusiones muy largas.
Por consiguiente, quienes se oponen al acuerdo, parece que no han considerado lo anteriormente explicado y pretenden que las FARC se sometan sin condiciones, exigencias o pretensiones, al règimen jurìdico y polìtico vigente en Colombia.
¿Què prefieren, entonces, los oponentes al acuerdo?
Creo que prefieren continuar la guerra, entonces. Prolongar el sufrimiento y el martirio de millones de colombianos, despilfarrar dinero en todo lo que implica un conflicto bèlico, proseguir con atentados y ejecuciones, seguir en el camino del tràfico de drogas y los desplazados.
! Que absurdo ! ¿no?
Creer que por reincorporar a los miembros de las Farc al seno de la sociedad colombiana y que participen en la polìtica de ese paìs, significa que les brindaràn una oportunidad a los reintegrados para esperar una oportunidad de alzarse con el poder en forma ilegìtima, implica pensar que el pueblo colombiano y sus dirigentes no tienen recursos humanos y morales para logar que impere la democracia, implica descalificar la gran inteligencia y valor de los ciudadanos de ese paìs.
Del mismo modo, equivale a sentenciar, de antemano, que los reincorporados no desean la paz. ¿acaso no es un reto para ellos mismos comprobar que por las vìas democràticas pueden conseguirse mejores resultados?.
Analizaremos punto por punto todas las concesiones recìprocas del acuerdo y por su naturaleza especìfica, por la preocupaciòn que genera, las que se han hecho en favor de los colombianos que han dejado las armas. Estoy seguro que fueron bien pensadas.
El acuerdo no es la paz. Es el comienzo de la paz. Debe construirse dìa a dìa, piedra por piedra.
Estarà llena de obstàculos y sinsabores, sin duda, pero es el ùnico camino hacia la paz. ¿Queda claro eso de que es el ùnico camino?
Piènselo bien. No hay otro.
No puedo votar en el plebiscito, obviamente. Pero digo sì moralmente con todo el amor por ese paìs, digo sì por la paz.
Esa condiciòn vale a la hora de establecer el acuerdo de paz que ya ha entrado en su parte final. Disminuida o no (eso es algo que corresponde al campo militar) lo cierto es que no se le pudo vencer en forma definitiva y tuvo la fuerza necesaria para converger con el gobierno en unas discusiones muy largas.
Por consiguiente, quienes se oponen al acuerdo, parece que no han considerado lo anteriormente explicado y pretenden que las FARC se sometan sin condiciones, exigencias o pretensiones, al règimen jurìdico y polìtico vigente en Colombia.
¿Què prefieren, entonces, los oponentes al acuerdo?
Creo que prefieren continuar la guerra, entonces. Prolongar el sufrimiento y el martirio de millones de colombianos, despilfarrar dinero en todo lo que implica un conflicto bèlico, proseguir con atentados y ejecuciones, seguir en el camino del tràfico de drogas y los desplazados.
! Que absurdo ! ¿no?
Creer que por reincorporar a los miembros de las Farc al seno de la sociedad colombiana y que participen en la polìtica de ese paìs, significa que les brindaràn una oportunidad a los reintegrados para esperar una oportunidad de alzarse con el poder en forma ilegìtima, implica pensar que el pueblo colombiano y sus dirigentes no tienen recursos humanos y morales para logar que impere la democracia, implica descalificar la gran inteligencia y valor de los ciudadanos de ese paìs.
Del mismo modo, equivale a sentenciar, de antemano, que los reincorporados no desean la paz. ¿acaso no es un reto para ellos mismos comprobar que por las vìas democràticas pueden conseguirse mejores resultados?.
Analizaremos punto por punto todas las concesiones recìprocas del acuerdo y por su naturaleza especìfica, por la preocupaciòn que genera, las que se han hecho en favor de los colombianos que han dejado las armas. Estoy seguro que fueron bien pensadas.
El acuerdo no es la paz. Es el comienzo de la paz. Debe construirse dìa a dìa, piedra por piedra.
Estarà llena de obstàculos y sinsabores, sin duda, pero es el ùnico camino hacia la paz. ¿Queda claro eso de que es el ùnico camino?
Piènselo bien. No hay otro.
No puedo votar en el plebiscito, obviamente. Pero digo sì moralmente con todo el amor por ese paìs, digo sì por la paz.
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