BIENVENIDOS A LA JUVENTUD

BIENVENIDOS A LA JUVENTUD

Llego hasta Barquisimeto a visitar al hermano menor de mi padre y su familia. Es un viaje necesario, no solo por el afecto que él y mi padre se profesaron, sino además porque ha sido para mis hermanos y yo, un amigo, muchas veces un guía y una persona con la que intercambiamos ideas.
Mi tío es un sabio, en el sentido más humano de esa palabra. Lo es, sencillamente, porque ha vivido intensamente y ha leído mucho, procesa lo que lee y lo convierte en mensajes que solo pretenden crear una inquietud en su interlocutor y en él, calibrar en el diálogo lo que cree haber entendido. Así se ha forjado una experiencia de vida que le proporciona serenidad y en quien lo conozca, la imagen - que sirve de parámetro para alguien interesado -  de poder acceder a la plenitud siendo austero, sensible, de reflexiones  precisas y útiles. Muchas de sus expresiones se deslizan pausadamente y con una mirada al vacío, denotando que ha hallado el archivo apropiado para preguntar, responder o solo decir algo.
Si el fin de la vida es la plenitud y entender el por qué del todo, eso se consigue en alguien que como él ha transitado serenamente esa vía. Unas palabras de esas podrían permitir a cualquier persona avanzar grandes pasos hacia la plenitud. Él ahora está en la plenitud de la juventud.




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