Aberraciones de la justicia penal.
La justicia en Venezuela no ha sido jamás ni siquiera medianamente buena. Es mala. Hoy es peor que ayer y mañana será peor que hoy. Más que problema de gobiernos o de parlamentos, es problema de los ciudadanos. Así de simple y doloroso.
Los gobiernos solo interpretan la desidia y la indiferencia de los ciudadanos y por eso nos proveen de la justicia que tenemos. Apenas si protestan algunos que tienen familiares presos.
Hace tiempo hurgaba en mis experiencias o en las de personas cercanas, buscando un caso emblemático que me sirviera para comunicarle a la ciudadanía en red, hasta donde llega esta miseria.
No es cuestión de narrar lo que es un circuito penal, ni de cómo se trata a allí a los ciudadanos, de la indiferencia, de la desidia, de aplazar las cosas sin responsabilidad alguna. Ni qué hablar de la justicia civil ni de la contencioso administrativa, pues aquí no hay presos y es menos evidente la crueldad y la indiferencia.
Imagínense esto. En un instituto de educación superior de Venezuela se desempeña como docente un ciudadano que ha abusado sexualmente, bajo presión, engaños, amenazas, de varias de sus alumnas, siempre jovencitas. Con diversos recursos logró evitar por mucho tiempo que lo denunciaran.
Hasta que una madre, viendo el daño que se le infligió a su hija - y ésta soportando la verguenza que ello significaba - decidieron denunciarlo, tanto penalmente como en la institución para que fuese sancionado con expulsión.
Las pruebas fueron recabadas por las instituciones policiales de manera rigurosa (ya es bastante con esto en un país donde florece la impunidad). De eso hace alrededor de cuatro años y nunca se da el juicio, por cualquier motivo.
No tiene forma de salirse de su culpa. Está clarito y la comunidad educativa lo sabe. Busca coartadas infantiles para salirse del paquete y no lo logra.
El Instituto de Educación Superior no ha culminado jamás el proceso disciplinario.
El hombre estuvo detenido unos pocos días, pero hoy sigue dando clases como si nada hubiese pasado. Y lo que es peor, ha participado en diversas elecciones gremiales logrando formar parte de los cuadros ganadores, que lo han llevado a la representación de su gremio profesoral e , inclusive, a la máxima dirigencia de la Administración Universitaria.
Nada de extraño tiene que un día lo jubilen y su caso quede impune, mientras unas jóvenes venezolanas se quedaron sin justicia.
Así estamos.
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