Mi modesta prueba del valor de la democracia.

Aparte del ejercicio privado de la Abogacía y otras funciones, dediqué más o menos 25 años de mi vida a la actividad gremial. En esta última ocupé varios cargos, de los cuales quiero destacar aquí 6 años en la Junta Directiva del Colegio de Abogados del Estado Aragua, los 2 primeros como Secretario y los últimos 4 como Presidente, incluyendo una reelección.
El Colegio de Abogados de Aragua fue por muchos años el pionero en las grandes reivindicaciones gremiales de todo el país y uno de los más ricos. En algunos momentos compartió con el Estado Zulia, sin dudas el mejor de todos, el liderazgo nacional.
Si alguien me preguntara cuál ha sido la mejor Junta Directiva de cualquier gremio en todo el país, le pediría que me diera la posibilidad de responderle en dos partes, así:
1) La mejor Junta Directiva fue la que dirigí en los periodos 1991-1993 y 1993-1995. Y podría discutirlo en cualquier escenario, pruebas en mano. Todos esos logros ocuparon una hoja entera de un diario, publicada con motivo de la entrega final del mandato.
2) Para no quedar como un arrogante o presumido es que necesito esta segunda parte de la respuesta. La pesada máquina administrativa estuvo hasta entonces totalmente centralizada, con apenas 2 ò 3 institutos que por su volumen era imposible de mantener en aquella. Nosotros convertimos el Colegio en 9 institutos más, con directivas autónomas, que solo rendían las necesarias cuentas de supervisión. El deporte, la cultura, la sede social, relaciones públicas, jardín de infancia etc. se añadieron a Estudios Jurídicos y Seguridad Social,
La Junta Directiva se limitó a la mera función de reunirse para estudiar planteamientos, decidir y delegarlo en el órgano correspondiente.
Se delegó la administración de personal en un profesional del ramo y hasta se creó la Asesoría Jurídica.
Se crearon delegaciones por todo el Estado y se les dotó apropiadamente, y en el caso de La Victoria se le compró su propio local. Cada delegación tenía su propia directiva y la escogían como querían en la población que se tratase.
Compramos inmuebles para nuestras dependencias y saneamos los que existían.
El secreto fue, entonces, que los directivos nos limitábamos a recibir planteamientos, los discutíamos y decidíamos. No nos importó jamás la tendencia política de la autoría de la idea. Nuestros delegados eran de todos los partidos y actuaron con lealtad y esmero.
Esa es la democracia. Oír a todos, compartir con todos, delegar funciones (o desconcentrar o descentralizar), dialogar, convencernos unos a otros y respetarnos.
Todo ese inmenso y fructífero trabajo gremial lo hicieron los demás, algunos abogados, nuestro propio administrador y hasta terceros (los ingenieros que nos diseñaron el primer sistema de recaudación para abogados, que luego lo vendimos al Zulia y éste duplicó sus ingresos)
Dos de los directivos fuimos promovidos a los más altos puestos nacionales de dirección gremial, uno ellos quien esto escribe, lo que no acepté. La otra persona fue elegida y reelecta por sus credenciales democráticas.
! En democracia todo es más fácil. ! VIVA LA DEMOCRACIA ¡

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