DIOS CUIDE EL BARCO QUE VIENE DE NICARAGUA.
Con esa perseverancia con la que el Creador me dotó - y que muchos resultados buenos me ha dado - salgo por segundo día consecutivo, desde las 5 de la mañana, a buscar café. Te rebotan decenas de veces, pero no dejan de darte esperanzas o de sugerirte algunos mecanismos o probabialidades para hallarlo. "Dile al bigotudo de la entrada del negocio que está en la Avenida Sucre que vás de parte mía..." me dijo uno. " Verga, compai, - me dijo otro - el sábado le compré 50 bultos a un chino de El Junquito y acabo de vender el último paquete". "Amigo, en el Mercado Libre hay una señora que lo muele y lo vende escondidito a sus amigos, ahí mismo consigues un pana que te haga la segunda...", me atajó otro. Total, dos horas y media, sin nada. Y los presuntos vendedores te ven con una cara de compasión, como diciendo: " a este pendejo lo datearon bien, pero llegó tarde, esa vaina vuela..." El mejor de todos fue el último negocio donde estuve. " No...