LA SENTENCIA DEL PESCADOR

Me contó un pescador, por añadidura compadre mío, que una tarde que regresaba de pesca, debió detenerse en un pueblo todavía lejano del suyo, a fin de reparar una avería de la lancha.
Al terminar la reparación, otro pescador de su mismo pueblo, colombiano él (digno este personaje de muchas notas aparte) le pidió que lo llevara de regreso a casa, puesto que sus compañeros habían decidido pernoctar allí.
Mi compadre pescador se negó con cualquier excusa, en lo que lo apoyaron los otros que andaban con él (no sé por qué alguien se puede negar a eso pero en la vida hay muchos laberintos) y el colombiano molestó, los sentenció:
" Hagan lo que hagan, esta noche no dormirán en tu cama, por hacerme eso..."
Mi compadre y sus compañeros se marcharon y llegaron ya un poco entrada la noche al embarcadero de su pueblo. Él y los demás tripulantes empezaron a recoger instrumentos y equipos y caminaron hacia la costa. Fue inútil. Me contaron que avanzaron 3, 4 metros hacia la playa y el mar se les alejaba. Lo intentaron una y otra vez, hasta que ya vencidos por el cansancio, no les quedó otra alternativa que pasar la noche durmiendo en la lancha.

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