MENSAJE AL PERVERSO DESCONOCIDO.


Cuando se es joven, la rabia, el rencor o el odio suelen ser inconsistentes. Por lo general, son reacciones primarias ante quienes los causan. Pero aun así, la visión de un tránsito correcto hacia la madurez, determina que no se anide en la vida del que lo siente.
Temibles son el rencor, la rabia o el odio en la madurez. Hay que encontrar algún día la tabla de salvación: no puedes permitir que te gobierne. Es más, el triunfo será extraordinario si ni siquiera le permites un pequeño cauce.
Hombres perversos surgen alguna vez para desgracia de la humanidad y tal vez para probar lo que has conseguido de solidez para vivir. Causan dolor, tristeza, amargura, pero debe ser solo un instante para activarte.
Dos recursos hay: Olvida y asegúrate a ti mismo que la vida está en otro lugar, distinto al que ellos ocupan.

Y otro: Dios sabe lo que hace.

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