Mérida una vez más: Timotes.











Después de Semana Santa, acabo de pasarme cinco días en ese Estado Mérida que he visitado continuamente durante casi cuarenta años. Esa tierra maravillosa, laboriosa, ejemplar. Me he instalado en una cabaña del páramo, cercana a Mucuchíes, donde también he estado en contacto con personas que trajinan con sacrificio su organización social para beneficio de sus comunidades.




Estuve en Timotes, a la que reseño hoy. Traté de hacerlo en enero, pero el día escogido no pude, debido a las fiestas de San Benito, en el que estaban colapsadas las vías de acceso.




Timotes tiene un profundo movimiento comercial, producto de su gran y variada producción agrícola. De verdad es satisfactorio comprobar cuántas hortalizas, frutos, etc. se producen allí. La población se siente próspera, contenta.




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