Porquería de celebración.

Me imagino a unos sargentos o distinguidos de policía, adscritos a una jefatura, módulo o lo que sea, saliendo de un cento comercial con varias bolsas de regalos y sus hijos, al lado de él, contentos. Deberían tener ese derecho en buena lid a comprar y sus hijos a recibir.
Lástima, ¡ coño !, que el origen de esos recursos es un uniforme, una chapa, una patrulla y una porción de droga usada para varias ocasiones. Ayer, hoy y mañana. Consígueme tanto y me olvido del paquete que hallé en tu poder.

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