AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR.
Pocos días después de asumir
el poder por primera vez, el Presidente Chávez inició la exposición de lo que
sería la ideología del gobierno, de las fuerzas sociales que lo respaldan y de
los ciudadanos que lo apoyan.
En ese mismo momento se
prendieron las alarmas para todos aquellos que lo adversaban y de muchos de
quienes lo acompañaron en el proceso electoral, en el entendido que surgieron
versiones inéditas de las ideas sustentadas por el nuevo gobernante.
Desde entonces hasta hoy, esos
objetivos políticos, sociales, económicos, etc. aparecen perfectamente
delineados en las expresiones públicas del Presidente, reproducidas por los
principales dirigentes que lo siguen, por organizaciones sociales y por
innumerables ciudadanos que hacen causa común con él.
Para poder entender ese bagaje
ideológico hemos debido tener la paciencia de observar todo cuanto el líder
supremo señala por cualquier medio y que luego se extiende por vía de sus
intérpretes y voceros.
En las interminables cadenas,
a veces había mucho material para la comprensión del asunto, otras veces poco,
pero, en fin de cuentas, había siempre algo para analizar.
Y creo que todo lo que piensan
y lo que hacen, tiene coherencia con los fines que se han propuesto, jamás disimulados,
por lo menos en lo esencial. Que no se les haya comprendido en su exacta
dimensión, no es problema del líder y sus seguidores. Demasiado claro lo han
dicho, directamente o en forma indirecta pero inequívoca. Eso, hay que
reconocerlo y así se podrá entender mejor lo que sucedió, lo que sucede y lo
que tratarán de hacer. Al César lo que es del César.
Si alguna duda alguien pudiera
abrigar sobre este asunto, no tiene nada más que hacer que consultar los
folletos de las bases programáticas del socialismo del cual habla el gobierno.
Muy claras en todo aspecto.
Frente a esta constante, a
esta inmutable relación de procedimientos políticos y de actuaciones en todas
las expresiones de la vida nacional, la gran mayoría de las voces de oposición
basan su vocería apelando a los postulados de un modelo de democracia que
aquellos ignoran, basándose en alegatos que suponen una concurrencia de
voluntades para la canalización de las inquietudes y soluciones.
Allí está evidenciada la gran
cantidad de tiempo perdido en requerimientos institucionales, en declaraciones
públicas, artículos de opinión y en la instrumentación de los medios sociales
de internet como formas de expresión.
Todo esto es material de un
trabajo más amplio que estoy tratando de preparar.
Por lo pronto, observo que muy
pocos dirigentes de la cúpula oposicionista están claros en todos estos temas y
que apenas sí los esbozan en aisladas manifestaciones.
El grueso de la masa adversa
al gobierno clama por acontecimientos rápidos, otros por espacios ideológicamente
no contemplados en la posición del gobierno y su líder, muchos por enfilarse
hacia confrontaciones que, aunque pacíficas, no son del interés del supuesto
adversario, en fin, haciendo uso de mecanismos de ningún o poco éxito.
Para una adecuada lucha en tal
sentido, es necesario pasarse por lo que contienen las líneas que encabezan
estas notas y reformularlo todo, sin que ello conlleve dar prescindir de los
espacios alcanzados. De otra manera es difícil, muy difícil.
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