Desde que empezó el día tengo insistentemente este recuerdo de mi padre. Creo que lo voy a homenajear con esto, pero mejor dígalo usted. Se me ocurre que allí envuelvo a un hombre sencillo, austero y correcto. Fue por allá por 1962 y fuimos varias familias a desayunar en un modesto restaurant de Juan Griego. Tengo aun presente en mi memoria al dueño, un señor blanco, alto y muy gordo Después de aquel buen desayuno criollo para un as 14 personas, se pidió la cuenta y el dueño dijo que no se debía absolutamente nada. Mi padre, sorprendido, le dijo a qué se debía esa exoneración, que ni él ni ninguno de sus acompañantes lo conocía. El hombre, con gran serenidad, palabras más palabras menos le dijo a mi padre que aunque no supiera quién era, él tenía una inmensa deuda de gratitud con mi papá y esta era la oportunidad de demostrárselo con algo, por sencillo que fuera. Obviamente, no dijo mas nada pero lo llamó aparte. Contó mi papá luego a los mayores del grupo que el dueño del restaurant ...