UN MINUTO DE GLORIA


Ayer 20 de julio, dìa del paro nacional, se realizò el acto de graduaciòn de mi querido nieto RICARDO AVILA AMENGUAL, en el Colegio San Josè de Maracay.
Antes del acto, algunos opositores se agolparon en las entradas del Colegio y vociferaron consignas, algunas despiadadas, en contra de los padres que asistìan a la graduaciòn. Les expliquè que esos actos eran impostergables, porque ademàs los graduandos esperaban sus tìtulos para ir a las inscripciones universitarias; tambièn les dije que no era una fiesta sino un acto de ìndole meramente acadèmico y administrativo. Obtuve la comprensiòn necesaria, pero igual algunos hicieron lo que ya describì. Digo esto por honrar la verdad.
Ahora sì vamos con el minuto de gloria: Uno de los graduandos, despuès de recibir su tìtulo, se colocò frente al pùblico y sacò una bandera de Venezuela. La mostrò al revès y no dijo palabra ni hizo gesto alguno. Fue ovacionado por un pùblico que no hizò màs que eso: aplaudir.
El graduando que pronunciò el discurso en nombre de sus compañeros, el de màs alto ìndice acadèmico, dijo al final del mismo, palabras màs palabras menos, pero en solo diez segundos: "espero que nos volvamos a ver en una Venezuela nueva". Aplausos incontenibles y una actitud gallarda y sobria del pùblico.
Entre todas esas manifestaciones no hubo màs de un minuto y fìjense ustedes el impacto que causaron y el recuerdo imborrable que ha generado. Asì es la democracia verdadera.
Faltan unas notas que colocarè enseguida y lo hago asì para no hacer esta tan extensa.

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