CHAVEZ Y LA VIEJITA DEL PRADO DE MARIA
A pesar de las dificultades actuales y de las que desde ya se presentan como inevitables, el Presidente Chávez se ha vacilado bien su cargo de Presidente.
Basta mirar la televisión y verlo tan papiaíto para constatarlo. También por sus trajes, que dejaron atrás el carne salá de los días en que lanzaba sus primeras promesas electorales. Ni qué decir de sus viajecitos por todo el mundo. Pero, créanme, su placer más grande tiene lugar cuando lanza cualquier cosa novedosa, una promesa grandeliga o una idea o una decisión de calibre grueso, y enseguida eso despierta un revuelo en el país y en buena parte del mundo.
Después que hace o dice algunas de esas cosas, me lo imagino prendiendo una cadena de televisores empotrados, para oír y ver al mismo tiempo en todos los canales nacionales e internacionales,los efectos de su acción. Gozará una y parte de la otra viendo los análisis que hacen científicos, sociólogos, abogados, expertos internacionalistas, catedráticos, etc. sobre cualquier cosa que hasta por simple joder se le ocurrió.
A las pruebas me remito: cuando tuvo la ocurrencia de mandarle a quitar tres ceros a la moneda, salieron economistas de la Metropolitana, Harvard, el vergatiesa tal con 1o postgrados en quitadas de ceros, de no se qué vaina Bank y muchos más, con estudios enjundiosos, gráficos a colores, etc, previendo lo desastroso que sería ahorrarse la tinta de los tres ceritos.
Pero es que además de disfrutarlo, Chávez ha sido informado de que ese es un gran recurso político y electoral, de modo que no lo puede dejar de utilizar.
Así que si en estos días por venir lo olvidan un poquito y los medios y adversarios se ocupan de otro asunto, entonces él podría anunciar, por ejemplo, que piensa presentarse en las competencias del próximo campeonato mundial de ajedrez.
El efecto es inmediato. Unas horas después usted tendrá aquí en los programas de opinión que lo adversan, un panel con montones de campeones de ajedrez, tipos llorando por el riesgo que un Presidente abandone su cargo para dedicarse a eso, pancartas por todos lados "Si juegas ajedrez, no gobernarás como es ", marcha desde la Sede del Ajedrecista Desconocido hasta la Asamblea Nacional, lo que sea, y otra vez el Presidente a chorrearse de la risa hasta el amanecer.
Esas circunstancias me hacen recordar el caso de una viejita que deambulaba por el Prado de María, cerca de El Cementerio, por los lados de lo que fue el Cine Lincoln. Ella pasaba todas las tardes por un sitio donde siempre había muchachos reunidos y estos al verla le gritaban (algunos con voz aflautada) " ! cagarruta, cagarruta ! ", a lo que ella respondía enardecida y a todo grito " coños de madre, díganle cagarruta a la mamá de ustedes, sinverguenzas, mal paríos y se alejaba hasta perderse.
Un día, como siempre, pasó a eso de las cinco de la tarde, pero los muchachos estaban entretenidos jugando béisbol con una pelotica de goma y no le prestaron la más mínima atención.
Entonces ella se acercó al sitio de juego y les gritó " díganme cagarruta coños de madre, para que vean, mal paríos...."
Basta mirar la televisión y verlo tan papiaíto para constatarlo. También por sus trajes, que dejaron atrás el carne salá de los días en que lanzaba sus primeras promesas electorales. Ni qué decir de sus viajecitos por todo el mundo. Pero, créanme, su placer más grande tiene lugar cuando lanza cualquier cosa novedosa, una promesa grandeliga o una idea o una decisión de calibre grueso, y enseguida eso despierta un revuelo en el país y en buena parte del mundo.
Después que hace o dice algunas de esas cosas, me lo imagino prendiendo una cadena de televisores empotrados, para oír y ver al mismo tiempo en todos los canales nacionales e internacionales,los efectos de su acción. Gozará una y parte de la otra viendo los análisis que hacen científicos, sociólogos, abogados, expertos internacionalistas, catedráticos, etc. sobre cualquier cosa que hasta por simple joder se le ocurrió.
A las pruebas me remito: cuando tuvo la ocurrencia de mandarle a quitar tres ceros a la moneda, salieron economistas de la Metropolitana, Harvard, el vergatiesa tal con 1o postgrados en quitadas de ceros, de no se qué vaina Bank y muchos más, con estudios enjundiosos, gráficos a colores, etc, previendo lo desastroso que sería ahorrarse la tinta de los tres ceritos.
Pero es que además de disfrutarlo, Chávez ha sido informado de que ese es un gran recurso político y electoral, de modo que no lo puede dejar de utilizar.
Así que si en estos días por venir lo olvidan un poquito y los medios y adversarios se ocupan de otro asunto, entonces él podría anunciar, por ejemplo, que piensa presentarse en las competencias del próximo campeonato mundial de ajedrez.
El efecto es inmediato. Unas horas después usted tendrá aquí en los programas de opinión que lo adversan, un panel con montones de campeones de ajedrez, tipos llorando por el riesgo que un Presidente abandone su cargo para dedicarse a eso, pancartas por todos lados "Si juegas ajedrez, no gobernarás como es ", marcha desde la Sede del Ajedrecista Desconocido hasta la Asamblea Nacional, lo que sea, y otra vez el Presidente a chorrearse de la risa hasta el amanecer.
Esas circunstancias me hacen recordar el caso de una viejita que deambulaba por el Prado de María, cerca de El Cementerio, por los lados de lo que fue el Cine Lincoln. Ella pasaba todas las tardes por un sitio donde siempre había muchachos reunidos y estos al verla le gritaban (algunos con voz aflautada) " ! cagarruta, cagarruta ! ", a lo que ella respondía enardecida y a todo grito " coños de madre, díganle cagarruta a la mamá de ustedes, sinverguenzas, mal paríos y se alejaba hasta perderse.
Un día, como siempre, pasó a eso de las cinco de la tarde, pero los muchachos estaban entretenidos jugando béisbol con una pelotica de goma y no le prestaron la más mínima atención.
Entonces ella se acercó al sitio de juego y les gritó " díganme cagarruta coños de madre, para que vean, mal paríos...."
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