EL SEÑOR ALBERT EINSTEIN Y EL SOCIALISMO.
Albert Einstein incursionó también en el campo
de la teoría política y sin dar muchas vueltas llegó a la conclusión que la
explotación de las riquezas por particulares, sobre todo la propiedad, hacía
que unas pocas personas acumularan capitales y merced a él, a través de
legisladores también designados por ellos, imponían sus leyes a los
trabajadores, reduciéndolos a la situación de producir lo estrictamente
necesario para su subsistencia.
Las
tesis de Albert Einstein han servido para ser incluidas, por lo menos en el
PSUV, entre las bases programáticas de
esa organización política. Solo dos cosas quiero decir sobre las tesis de
Einstein.
Una,
que para mi constituye un verdadero interés, cual es el de definir en toda su
dimensión qué son los “pobres” de los que habla Einstein - que en términos de
Marx y Engels son los “proletarios”, “clase
proletaria” o “proletariado” -, quién los dirige que no sea una clase política
ajena a ellos, cómo se ordenan, etc. En
todos esos textos “pobres” o “proletarios” son una sola persona, una sola realidad,
con identidad de sentimientos, de aspiraciones, de capacidades. Obedecen a
objetivos económicos y sociales iguales, no tienen divisiones, no tienen
jerarquías, carecen de motivaciones diversas y
hasta contradictorias. Y creo que eso no se puede explicar tan fácil.
Merece más análisis de los reducidos confines de las tesis de Einstein y del
Manifiesto Comunista.
Einstein
señala que la economía estatal debe ser planificada para que sea verdaderamente
socialista y además jura que si esa economía termina siendo manejada por un
aparato estatal centralizado, de este último brota inexorablemente una clase
poderosa que se corrompe, haciendo más daño que cualquier otra fórmula. Esa
clase termina aniquilando la democracia. Por lo visto Mr. Albert pensaba que,
no obstante lo anterior, se podía tener una democracia en una economía como la
por él pensada.
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