ADIÓS A OMAR ALDANA
Hoy ha fallecido Omar Aldana, abogado, Compartí intensamente parte significativa de la vida con Omar Aldana, socio por muchos años en el prestigioso Escritorio Jurídico "Abogados Asociados del Centro", a inicios de los años 1970, en el edificio del Banco Italo. Fuimos compadres dobles, él de mi hija María Fernanda y yo de su hija Marilyn. Ambas en la foto.
Nos unió además el sueño, junto con otros amigos, de salir un día de Maracay por tierra vía Colombia hasta la Patagonia y regresarnos por Santa Elena de Uairén. Algo intentamos pero faltó mucho. Valió el sueño que tanto planificamos y el esfuerzo. Por Brasil, Omar llegó hasta Manaos.
También viajamos mucho por Venezuela con familiares y amigos. En especial, la Gran Sabana, hacia donde hicimos varios viajes en tiempos absolutamente precarios y sin ningún vestigio turístico, de acceso restringido a una zona que controlaba el Ejército. Fuimos a Kavanayén y a otras zonas
indígenas.
Particularmente profunda fue la llegada en 1975 a Aguide, municipio Acosta del Estado Falcón, pueblo desconocido y sin presencia de forasteros. Fundamos una zona donde Omar construyó con sus propias manos un hermoso chalet tipo suizo (ver abajo) y yo mi casa al lado. Llevamos allí otras personas que también se arraigaron. Hicimos una plaza, sembramos árboles y también cosechamos amigos y afectos indisolubles.
Omar tuvo siempre un maravilloso sentido del humor, solidario y consecuente en todo momento, abogado culto e inteligente tanto en el foro como en la judicatura.
Mi compadre era hombre generoso, intransigente hasta lo último con la deshonestidad y la injusticia. De profunda austeridad, que armonizaba con buen gusto con el decoro en la vida material, buen conversador y defensor acérrimo de sus convicciones.
Me apena no haber sido consecuente con él en los últimos años, contraviniendo así mis principios. Razones personales que nada tienen que ver con nuestra sólida amistad, así lo determinaron. No obstante ello, por diversos medios recibí su afecto hasta el último momento.
Lo despido como el gran amigo que fue y me entristece su partida. Descansa en paz, buen hombre.
Nos unió además el sueño, junto con otros amigos, de salir un día de Maracay por tierra vía Colombia hasta la Patagonia y regresarnos por Santa Elena de Uairén. Algo intentamos pero faltó mucho. Valió el sueño que tanto planificamos y el esfuerzo. Por Brasil, Omar llegó hasta Manaos.
También viajamos mucho por Venezuela con familiares y amigos. En especial, la Gran Sabana, hacia donde hicimos varios viajes en tiempos absolutamente precarios y sin ningún vestigio turístico, de acceso restringido a una zona que controlaba el Ejército. Fuimos a Kavanayén y a otras zonas
indígenas.
Particularmente profunda fue la llegada en 1975 a Aguide, municipio Acosta del Estado Falcón, pueblo desconocido y sin presencia de forasteros. Fundamos una zona donde Omar construyó con sus propias manos un hermoso chalet tipo suizo (ver abajo) y yo mi casa al lado. Llevamos allí otras personas que también se arraigaron. Hicimos una plaza, sembramos árboles y también cosechamos amigos y afectos indisolubles.
Omar tuvo siempre un maravilloso sentido del humor, solidario y consecuente en todo momento, abogado culto e inteligente tanto en el foro como en la judicatura.
Mi compadre era hombre generoso, intransigente hasta lo último con la deshonestidad y la injusticia. De profunda austeridad, que armonizaba con buen gusto con el decoro en la vida material, buen conversador y defensor acérrimo de sus convicciones.
Me apena no haber sido consecuente con él en los últimos años, contraviniendo así mis principios. Razones personales que nada tienen que ver con nuestra sólida amistad, así lo determinaron. No obstante ello, por diversos medios recibí su afecto hasta el último momento.
Lo despido como el gran amigo que fue y me entristece su partida. Descansa en paz, buen hombre.
Comentarios