LA LETRA DE LA LEY.

Las leyes las diseñan hombres inteligentes que quieren ser justos, para que las apliquen hombres justos. Si no es así, no son leyes, por más que pretenda regular algo. Y un juez injusto es la nada.
Las mismas leyes traen los mecanismos para garantizar eso. Para interpretar las leyes se requiere conocer la intención de quienes las hicieron y el uso armónico del lenguaje (artículo 4 del Código Civil).
Ahora bien, pongamos un ejemplo de la potencialidad de la perversidad en esta materia. Y perdonen que una vez más haga uso de situaciones extremas, lo cual es de mi predilección, algo así como para ser tajante.
El artículo 13 del Código Civil, dice simplemente: “El idioma legal es el castellano”. Creo que es la norma más simple que pueda existir en nuestro país.
Pero si usted actúa de mala fe o el juez es un insensato, pueden crearse infinitas confusiones acerca de qué debe entenderse por idioma castellano, que queda fuera de él, qué distorsiones se encuentran, qué mal uso, en fin, enredar las cosas de manera que no se puedan solucionar los problemas.
Imagínense con las normas más complicadas. Pueden surgir - y ya los hay - monstruos de ese manejo indebido, aberrados como cualquier delincuente peligroso, destructores de la paz social.
La pena de muerte puede ser también moral.



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