Recursos del humor para el amor.
Entenderse con su pareja llega a ser un acto de suprema inteligencia, en el cual puede prevalecer – no lo sé – el deseo de conservarla, la necesidad que se tiene de ella o el puro y simple amor, aunque esto último no sea tan fácilmente aceptado, de acuerdo a estos casos que se expondrán.
El negro Mateo, a fuerza de madurar con sus vivencias, elaboró una técnica precisa para contactarse con su pareja en la madrugada, después de llegar ebrio en la madrugada. Por supuesto, previamente habría cometido el insalvable error de pedirle a Berta que le trajera una manzanilla para el ratón cuando en realidad era Bernarda quien estaba su lado.
Pasado el festín y su borrachera, el negro Mateo puso en práctica su nueva estrategia; se acomodó en su cama y al despertarse en la madrugada, constató de qué lado de la cama matrimonial estaba ubicado. Luego abrió solo el ojo opuesto a aquel donde se encontraba su pareja y miró al techo: “Platabanda” quiere decir que estoy casa de Berta; “tejalit”, significa que estoy casa de Bernarda; “zinc”, estoy casa de María. Resuelto esto, lo demás es felicidad.
Don Mariano, en cambio, sabe llevar con altivez la sordera de su mujer. Cuando entraba al estacionamiento de su casa de campo, el viejo Piñero lo saludaba desde lejos, sin poder ver nada a través de los vidrios ahumados y para saber cómo debía comportarse le preguntaba:
“Don Mariano, ¿con quien vino, con la negra o la catira?
Rosa, la mujer, de don Mariano, que no era ni la una ni la otra, le preguntó a su compañero “¿qué dijo?
Y don Mariano, sin alterarse y sin verla, le respondió:
¡ “Que la cochina tuvo unas marranitas” ¡
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