EL DERECHO DE LAS COLAS
Las colas en este país son una vaina digna de estudios de diversa índole, sociológicos o psiquiátricos, por ejemplo. He observado muchas.
La de los cajeros tienen múltiples facetas, pero pongamos solo una. Usted se mete en la cola y queda de cuarto. "Estoy aliviao" piensa- "en cuestión de 5 minutos estoy listo", agrega. Pero resulta que el tercero de la cola, cuando llega su turno, saca un ramillete de cinco tarjetas (la vecina, la cuñada, el esposo (a), la mamá y la comadre). Por cada tarjeta consulta primero el saldo y luego hace la operación, y luego consulta lo que le quedó de saldo en cada tarjeta. Y después cuenta los billetes que corresponden a cada tarjeta.
Cuando se trata de un servicio público o privado, la cosa es gruesa. Usted se levantó bien temprano y con solo un cafecito se dispara, por ejemplo, para sacar la cédula, llegó a las 5.30, !que papita", dice para adentro, estoy de tercero. Etá bien pelao si cree que es así. El primero o el segundo, eso no falla, apartó el puesto para sus dos padres, la sobrina y un compañero de trabajo. Al final, usted es el ! sexto !
A mi me pareció del carajo un día que fui a un supermercado a comprar solo dos o tres cositas y me metí en la cola que es solo hasta 10 artículos, es decir, cola rápida. Pues bien, estaba una señora , muy altiva ella esperando que cualquier güelefrito le viniese a rclamar que en su carrito había 50 productos y esa era la cola de 10. El güelefrito ya saben ustedes quien fue y al reclamar a la señora, ella dijo así como desafiante "Pues sí, esta es la cola de 10 artículos y yo ando con mis cuatro hijos, de modo que somos cinco personas y nos toca a diez por cabeza". Argumento válido, creo yo que era.
Solo falta que para proteger a los infla colas y sus ramificaciones se cree la "Superintencia del Poder Popular para el respeto necesario a los colistas, la defensa del puesto múltiple y la protección del usuario que delega la cola en personas solidarias" (SPPPRNCDPMPUDCEPS, por sus siglas en lenguaje social).
La de los cajeros tienen múltiples facetas, pero pongamos solo una. Usted se mete en la cola y queda de cuarto. "Estoy aliviao" piensa- "en cuestión de 5 minutos estoy listo", agrega. Pero resulta que el tercero de la cola, cuando llega su turno, saca un ramillete de cinco tarjetas (la vecina, la cuñada, el esposo (a), la mamá y la comadre). Por cada tarjeta consulta primero el saldo y luego hace la operación, y luego consulta lo que le quedó de saldo en cada tarjeta. Y después cuenta los billetes que corresponden a cada tarjeta.
Cuando se trata de un servicio público o privado, la cosa es gruesa. Usted se levantó bien temprano y con solo un cafecito se dispara, por ejemplo, para sacar la cédula, llegó a las 5.30, !que papita", dice para adentro, estoy de tercero. Etá bien pelao si cree que es así. El primero o el segundo, eso no falla, apartó el puesto para sus dos padres, la sobrina y un compañero de trabajo. Al final, usted es el ! sexto !
A mi me pareció del carajo un día que fui a un supermercado a comprar solo dos o tres cositas y me metí en la cola que es solo hasta 10 artículos, es decir, cola rápida. Pues bien, estaba una señora , muy altiva ella esperando que cualquier güelefrito le viniese a rclamar que en su carrito había 50 productos y esa era la cola de 10. El güelefrito ya saben ustedes quien fue y al reclamar a la señora, ella dijo así como desafiante "Pues sí, esta es la cola de 10 artículos y yo ando con mis cuatro hijos, de modo que somos cinco personas y nos toca a diez por cabeza". Argumento válido, creo yo que era.
Solo falta que para proteger a los infla colas y sus ramificaciones se cree la "Superintencia del Poder Popular para el respeto necesario a los colistas, la defensa del puesto múltiple y la protección del usuario que delega la cola en personas solidarias" (SPPPRNCDPMPUDCEPS, por sus siglas en lenguaje social).
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