LA CONDENA DE LA PROVIDENCIA

La Providencia, en realidad, no nos ha condenado. Por el contrario, de no ser por ella, seguro nuestra situación fuese aún peor. Y es posible que si somos tenaces, nos abra la luz en poco tiempo.
Fue el Libertador quien lo dijo, seguramente sin  hacerlo a conciencia, aquello de señalar a la Providencia como responsable de algunos de nuestros males.
A conciencia, tal vez en momentos más serenos, expresó que nos habían dominado más por la ignorancia que por la fuerza.
No se imaginaba el gran hombre que apenas unos pocos años después de su muerte, surgiría en este pueblo una condena inimaginable:  chorros de pétroleo, convertidos en chorros de dinero, en manos por más de una centuria en chorros de choros que lo han dilapidado en buena parte.(algunos hombres de bien nos han salvado de una catástrofe).
Los ejemplos pueden abarcar unos cuantos tomos de la historia nacional del desmadre, pero como emblema podríamos usar el libro de Crisálida Dupuy, elaborado para la Contraloría General de la República hace unos cuarenta años atrás, en el cual se recogen en una minuciosa investigación, todas las rapiñas del dictador de La Mulera.
Cabe decir que además de la ignorancia, nos han dominado más por la indiferencia que por la fuerza y así podría ser hasta que se seque hasta el último pozo petrolero. Me gustaría saber, solo por ver si algún alma se despierta, cuánto de ese dinero salió del país apenas entró y duerme plácidamente en cuentas a buen resguardo

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