LA MAMÁ DEL FUTURO PELÉ O EL PAPÁ DEL FUTURO MIGUEL CABRERA

La doñita se levanta bien temprano el sábado y pone de punta en blanco todo el uniforme de futbolista del carajito.  Más allá, en otra casa, el orgulloso papá mete en el morral de beisbolista el guante gringo que compró con los dólares de Cadivi.
Ellos y muchos otros padres y niños coincidirán pocas horas más tarde en el amplio complejo deportivo del campus Maracay.
Mientras la mamá del futbolista presenta al impecablemente uniformado hijo a las demás madres, como diciéndoles "  Desventuradas, ¿ qué le van a tirar a mi chamito ? " (parafraseando un poema de humor de Aquiles Nazoa), los orgullosos papás van alineando el carro con los traseros hacia las canchas, de modo de usarlos como despensa en la comilona deportiva.
En el transcurso de la jornada, niños y viejos se despacharán sin tapujos medio camión de refrescos, todas las porquerías terminadas en "itos" (Doritos, pepitos, etc.), el brazo gitano que hizo una abuela, tortas burreras, hallaquitas de chicharrón, tumba budares, pollos en brasas y para usted de contar.
A media tarde se irán y dejarán allí un inmenso basurero, botellas, vasos de plástico, restos de comida y muchas cosas más, no importa, en fin de cuentas lo que vale es el sueño de unos buenos verdes si el chamo lo llaman del Barsa o de los Azulejos de Toronto.
"! Dóllares, mi amor, dóllares !" como decía el finado Jorge Tuero.
El domingo me consigo al incansable Maique Concepción, abnegado deportista como su padre, como su primo Remy Vega o su tío Vicente Vega, (ambos arqueros de la selección nacional) dos de nuestra cantera futbolística, quien en términos demoledores, muy demoledores, me dice " al pipote de la basura ni lo miran, ES QUE NO TIENEN SENTIDO DE PERTENENCIA".
SENTIDO DE PERTENENCIA, sí señor, esa es la expresión válida para todo el país.