La señora Jacobina. (Relato de la vida real).
Este relato se refiere a una situación real, que transcurre en una de las más grandes ciudades de nuestro país. A los personajes, mejor diríamos "al personaje", se le ha asignado un nombre ficticio, así como también a algunas pocas cosas más.
Esto se desarrolla en dos (2) condominios construídos por la misma empresa, en forma idéntica cada uno de ellos, vecinos separados por una larga pared, formando cada uno de ellos una unidad autónoma.
En los edificios "Diadema" y "Gladiola" viven treinta y dos familias en cuatro apartamentos por cada uno de sus ocho pisos, más una familia de consejería también en cada edificio.
El el edificio Diadema los ciudadanos conviven como casi en otro cualquier edificio del país, es decir, cumplimiento de un mínimo de las normas de la Ley de Propiedad Horizontal y de las resoluciones internas, frecuentes abusos de las áreas comunes, carros mal estacionados, invasión de puestos de los propietarios, carros lujosos de propietarios con largas cuentas atrasadas de las cuotas de condominio, fiestas a todo dar y hasta la madrugada con equipos de sonido a todo dar, etc.
El en el edificio Gladiola vive, vive digo yo, la señora Jacobina, no sé cómo electa por años y años como la Presidenta de la Junta de Condominio. Digo no sé cómo, porque supongo que los propietarios quisieran vivir como sus vecinos del Diadema, pero al fin y al cabo la eligen.
No voy a extenderme en mayores consideraciones. Solo señalo que en el "Gladiola" las normas de la Ley y las normas internas se cumplen a cabalidad. Casi que no hay propietario que no tenga firmada una caución en la Estación de Policía más cercana y los agentes de policía acuden inmediatamente a cualquier reclamo que ella haga, quizás más por evitar ser denunciados ante sus superiores que por espíritu de apego a la convivencia ciudadana. En más de una ocasión se han demolido construcciones ilegales como las que en muchas partes suelen hacer los propietarios de la planta baja.
Todo es orden en la basura, los atrasos en condominio son mínimos y solventados rápidamente, las fiestas tienen hora fijada de conclusión y tienen que hacerse a un volumen preestablecido; el que se emborracha termina de pasar la noche en la policía. Trátese de mascotas, visitas, etc., todo tiene una norma y esa norma se cumple. Y !ay! de no hacerlo, pues sabrás quién es la señora Jacobina.
Un detalle más. Un día, el Gerente de un Banco la desafió por "intolerancia" y al día siguiente casi que lo botan del trabajo. Así es la señora Jacobina.
Bueno, el final es que alguna gente del "Gladiola" está gestionando la venta de sus apartamentos, pero se cuidan de decir cuál es la razón de fondo.
Y las fiestas de cualquier tipo se hacen en el edificio "Diadema" quien gustosamente le permite sus espacios para ser usados como quieran, por supuesto a cambio de una entrada adicional para el condominio.
Terminada la fiesta, los del Edificio Diadema regresan al Gladiola, muy calladitos y seriecitos.
Esto se desarrolla en dos (2) condominios construídos por la misma empresa, en forma idéntica cada uno de ellos, vecinos separados por una larga pared, formando cada uno de ellos una unidad autónoma.
En los edificios "Diadema" y "Gladiola" viven treinta y dos familias en cuatro apartamentos por cada uno de sus ocho pisos, más una familia de consejería también en cada edificio.
El el edificio Diadema los ciudadanos conviven como casi en otro cualquier edificio del país, es decir, cumplimiento de un mínimo de las normas de la Ley de Propiedad Horizontal y de las resoluciones internas, frecuentes abusos de las áreas comunes, carros mal estacionados, invasión de puestos de los propietarios, carros lujosos de propietarios con largas cuentas atrasadas de las cuotas de condominio, fiestas a todo dar y hasta la madrugada con equipos de sonido a todo dar, etc.
El en el edificio Gladiola vive, vive digo yo, la señora Jacobina, no sé cómo electa por años y años como la Presidenta de la Junta de Condominio. Digo no sé cómo, porque supongo que los propietarios quisieran vivir como sus vecinos del Diadema, pero al fin y al cabo la eligen.
No voy a extenderme en mayores consideraciones. Solo señalo que en el "Gladiola" las normas de la Ley y las normas internas se cumplen a cabalidad. Casi que no hay propietario que no tenga firmada una caución en la Estación de Policía más cercana y los agentes de policía acuden inmediatamente a cualquier reclamo que ella haga, quizás más por evitar ser denunciados ante sus superiores que por espíritu de apego a la convivencia ciudadana. En más de una ocasión se han demolido construcciones ilegales como las que en muchas partes suelen hacer los propietarios de la planta baja.
Todo es orden en la basura, los atrasos en condominio son mínimos y solventados rápidamente, las fiestas tienen hora fijada de conclusión y tienen que hacerse a un volumen preestablecido; el que se emborracha termina de pasar la noche en la policía. Trátese de mascotas, visitas, etc., todo tiene una norma y esa norma se cumple. Y !ay! de no hacerlo, pues sabrás quién es la señora Jacobina.
Un detalle más. Un día, el Gerente de un Banco la desafió por "intolerancia" y al día siguiente casi que lo botan del trabajo. Así es la señora Jacobina.
Bueno, el final es que alguna gente del "Gladiola" está gestionando la venta de sus apartamentos, pero se cuidan de decir cuál es la razón de fondo.
Y las fiestas de cualquier tipo se hacen en el edificio "Diadema" quien gustosamente le permite sus espacios para ser usados como quieran, por supuesto a cambio de una entrada adicional para el condominio.
Terminada la fiesta, los del Edificio Diadema regresan al Gladiola, muy calladitos y seriecitos.
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