LA ULTIMA CARTA
Carlos Andrés Pérez hizo una, diría confesión, hace pocos años atrás, a la que nadie dió importancia. Reveló que AD había convocado a todos los líderes de la izquierda que se habían apartado de Acción Democrática y a los que nunca había militado en ella, por supuesto demócratas, para que ayudaran al partido a salir del hueco en que venía cayendo o parar el descenso que se avizoraba. Asi fue como llegué al partido, recibido y tratado con aprecio, considerado en lo personal y respetado en mis posiciones. El esfuerzo fue vano. El desplome era inevitable. Pero aprendí mucho con dirigentes de base, hombres y mujeres sencillos que soñaban con el socialismo humano y democrático. Los líderes no supieron comprender esa posibilidad.
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