ESA MUJER QUE YA HABITA
Son
las dos de la mañana. Me despierto repentinamente, un poco sobresaltado y
siento un llamado misterioso “Piensa en las mujeres”. Y cuando me dispongo a
reflexionar sobre lo que debo pensar, me viene encima un montón de ideas
esclarecedoras. No caben dudas: se trata
de pensar en estas horas y en este país.
Ocho
horas después trato de recordar esa avalancha y solo puedo hacerlo a medias.
Expongo lo más resaltante. Sé que volveré a hallar las gotas perdidas.
Importante es que la alarma indica que vienen tramando una enorme conspiración
que llegará a la sociedad para voltearla, primero que nada defendiendo la
democracia, aclarando el panorama ante tanta turbiedad dizque ideológica,
avanzando lentamente como tanteando huellas de los mejores momentos que se le
presentan desordenadamente ante sus ojos, en fin, prestas a interpretar
cabalmente lo que se deberá hacer.
Suena
esto como un parcelamiento feminista que se opone a machismo. Nada que ver. Es
tan simple decir que vienen por más espacios de los que le corresponden y que
no habían ocupado antes. Resulta emblemático que piensen que no están
dispuestas a ser instrumentalizadas, bajo apariencia de participación, ocupando
posiciones que deberían ser de liderazgo social y no lo son. Esa doblez le es
ajena a su condición reivindicatoria.
Y
están en todas partes, fundamentalmente sin abrazar ni ideas ni expresiones de
grupos que avancen en dirección a los vicios esenciales de hoy: la
discriminación, la bajeza, el sectarismo, la descalificación, persecución y
aniquilamiento moral, entre otros.
Los
mejores espacios serán ocupados por quienes den mejores muestras de conciencia
social, que traducida en el valor de la familia, del ejercicio del poder, de la
organización de la comunidad, entre tantas otras cosas, no es más que la
vigencia de la Constitución.
En
ese rumbo parece que vienen. Y serán bienvenidas.
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