COLEGIOS DE ABOGADOS DE ARAGUA. LOS MOTORES SE CALIENTAN.
Durante mi larga vida gremial tuve varias veces la sensación de que algunos dirigentes gremiales no sabían exactamente para qué servían los Colegios de Abogados.
Mejor dicho, o no lo sabían y confundían sus objetivos con un club o un condominio, o lo sabían pero solo les interesaba el trampolín para otros fines políticos.
Los Colegios de Abogados son corporaciones de Derecho Público, de forma que en sentido amplio forman parte del Estado, dictan actos administrativos, ejercen funciones disciplinarias y otras más de indudable carácter público.
Que los abogados se procuren por sí solos medios de auto sustentación en seguridad social, significa relevar al Estado, al Gobierno, de esa responsabilidad para con unas 400 mil personas, constituidas por el abogado y su núcleo familiar.
Los gobiernos anteriores al actual - a quienes tanto le debe la democracia - fueron miopes en eso y se alinearon con los grandes bufetes, empresas nacionales y transnacionales, para darle muerte, después de tanta resistencia, a esos mecanismos de recaudación que en el pasado diseñamos.
Los abogados alineados al gobierno actual, justo es decirlo, con más mezquindad que los anteriores, no han aprovechado la oportunidad histórica para lograr que se reconozcan mecanismos de auto financiamiento. Y tan solo porque no han podido ganar ninguna elección en todo el país y en todos estos años.
Parece que brota una esperanza. Los motores se calientan. Empezamos a pensar sin ver color político, aupados por la necesidad.
Algunos abogados, sabedores de nuestro pasado hermoso y que muchos de ellos no vivieron, empiezan a agitar banderas. Empezarán con convocar una asamblea para dos puntos muy precisos: a) que se hagan gestiones para que se implementen nuevas elecciones y b) conocer a fondo el destino jurídico y material que se ha dado a nuestro terreno en las calles Cajigal, Vargas y Sánchez Carrero.
Leyla Herrera, valiosa como siempre, Lilian Guevara, tenacidad a toda prueba y José Viera, vehemente en esas ideas de recuperación, están a cargo de convocar la correspondiente asamblea general extraordinaria.
Los esperamos.
Mejor dicho, o no lo sabían y confundían sus objetivos con un club o un condominio, o lo sabían pero solo les interesaba el trampolín para otros fines políticos.
Los Colegios de Abogados son corporaciones de Derecho Público, de forma que en sentido amplio forman parte del Estado, dictan actos administrativos, ejercen funciones disciplinarias y otras más de indudable carácter público.
Que los abogados se procuren por sí solos medios de auto sustentación en seguridad social, significa relevar al Estado, al Gobierno, de esa responsabilidad para con unas 400 mil personas, constituidas por el abogado y su núcleo familiar.
Los gobiernos anteriores al actual - a quienes tanto le debe la democracia - fueron miopes en eso y se alinearon con los grandes bufetes, empresas nacionales y transnacionales, para darle muerte, después de tanta resistencia, a esos mecanismos de recaudación que en el pasado diseñamos.
Los abogados alineados al gobierno actual, justo es decirlo, con más mezquindad que los anteriores, no han aprovechado la oportunidad histórica para lograr que se reconozcan mecanismos de auto financiamiento. Y tan solo porque no han podido ganar ninguna elección en todo el país y en todos estos años.
Parece que brota una esperanza. Los motores se calientan. Empezamos a pensar sin ver color político, aupados por la necesidad.
Algunos abogados, sabedores de nuestro pasado hermoso y que muchos de ellos no vivieron, empiezan a agitar banderas. Empezarán con convocar una asamblea para dos puntos muy precisos: a) que se hagan gestiones para que se implementen nuevas elecciones y b) conocer a fondo el destino jurídico y material que se ha dado a nuestro terreno en las calles Cajigal, Vargas y Sánchez Carrero.
Leyla Herrera, valiosa como siempre, Lilian Guevara, tenacidad a toda prueba y José Viera, vehemente en esas ideas de recuperación, están a cargo de convocar la correspondiente asamblea general extraordinaria.
Los esperamos.
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