El chino y el billete de quinientos.



Un billete de quinientos de los años setenta era una fortuna. Su circulación era escasa y su manejo muy difícil, precisamente por su gran valor.
El arrendamiento de un buen apartamento era de 600 bolívares y un carro nuevo podía valer 20.000 bolívares. Saque por alli la cuenta.
A mi amigo Clemente le dieron uno y salió como cualquier cristiano a utilizarlo.
Se metió en una barbería de confianza y el barbero le dijo que si estaba loco pagándole con ese monstruo, que le pagara después. Lo mismo le sucedió en la panadería con un par de cachitos y un jugo, luego en la farmacia con unas aspirinas. Fue así que cayó en cuenta que aquel billete era un arma para pedir un fiao que tal vez se podía olvidar.
Ese mismo día se metió en el abasto de los chinos y compró un paquete de harina y un refresco. Ya en el mostrador le enseñó el billete a la cajera y se quedó esperando la misma respuesta de todo el día. Pero no, la cajera se lo dio al chino dueño del abasto y éste se fue hacia dentro, viniendo al poco rato con el gigantesco vuelto.
!Ah ! y no solo se lo dio, sino que adivinando las intenciones que había tenido Clemente, le dijo:" No te pleocupes, si tiene otlo billete de quinientos y quieles complal una caja de fósfolo de a locha, yo te lo cambio, y si tienes otlo más tamién..."

Comentarios

ANDRES ha dicho que…
JAJAJAJA DE PANA QUE NO SE LES PUEDE SACAR ALGO FIAO A LOS CHINOS...

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