PRUEBAS DE LOS EXTRATERRESTRES


Contrariamente a lo que pudiera pensarse, alegarse o creerse, nosotros los “terrícolas”, “terrestres” o “terráqueos” (ningún término me gusta pero no sé cuál es el más correcto) estamos dotados de una gran paciencia en determinadas circunstancias.
Más que soportar en algunos lugares del planeta gobiernos malos de muchos años, sermones fastidiosos de toda una vida o cosas por el estilo, hemos padecido durante décadas la falta de demostración real y efectiva de los extraterrestres.
Los han visto y fotografiado en todas partes, pero siempre de lejito, imágenes borrosas, tipos que salen corriendo apenas le lanzan la foto o les toman la película.
Los fulanos extraterrestres en referencia tienen desde tiempos inmemoriales las mismas naves, es decir, no cambian el modelo achatado y con unas ventanitas. No les ponen letreros y calcomanías de la fábrica que las ensambla, ni de la parte de donde provienen, ni todos los demás datos que sirvan a identificarlas.
Se supone que vienen de muy lejos y no se cansan de estar metidos en las navecitas, pues no la abandonan para echar una estiradita de piernas, ni hacer sus necesidades (de modo que esas naves por dentro deben oler a botiquín de carretera), ni se paran a limpiarlas, lo que implica que en su interior deben estar como “trapito é mecánico”.
No quieren hablar con uno, entonces ¿qué vienen a hacer para acá? ¿A pasear?, eso quiere decir que hacen turismo en el territorio de uno y no le paran bolas a sus anfitriones. ¡Vaya manera de hacer turismo!
Los señores extraterrestres no tienen sino un modelo estándar. Todos del mismo tamaño, iguales todos chiquiticos y con unos ojos grandes, del mismo color y misteriosos. ¿Es que no hay en esas naves un tipo que se arreche y se baje, así lo dejen, a conversar con uno, a preguntar algo, a bañarse en una playa o a refocilarse con una compañera de nave en Mucubají? No puede ser. O ¿es que los tipos viven en una dictadura extrema? Y si es así porque no aprovechan la oportunidad para asilarse en la Tierra. En todo caso, si están a gusto con su dictadura, mejor es que no nos vengan a traer esas malas influencias para acá, que con lo vivido en algunas partes del planeta es más que suficiente.
Yo me pregunto si en esas naves extraterrestres cabe tanta comida como para esas largas excursiones hasta nuestro planeta, sin bajar a proveerse en ninguna parte; si tienen tanta agua y todas las demás cosas que usan.
No hay foto, dibujo o lo que sea que no los ponga con caras de bravos, no se ríen para nada, no hacen gestos, no se alteran ni expresan emociones. Yo quisiera ver la expresión de uno de estos señores frente a Dayana Mendoza en bikini, a ver si es que todos son así con cara de pésame.
Por lo demás, no me vengan con el cuento que no hablan ninguno de nuestros idiomas, porque aquí empezamos sin tener ninguno y miren ustedes por donde vamos ya. Podríamos empezar por los gestos ¿quién acaso no ha vivido lo de levantarse a una amiga en medio de una oficina donde hay diez tipos pendientes de ella, celosos y dispuestos a golpearlo a uno, empezando por el mismísimo jefe?. En estas circunstancias, hasta la telepatía funciona.
Yo creo que ya estamos en el momento de protestar masivamente contra los extraterrestres, sobre todo por su indiferencia y falta de educación.
Debemos ir colocando vallas en las partes más visibles del planeta, en todos los idiomas, que digan “extraterrestres váyanse a su casa” (“fuori” en italiano “go home” en inglés y así en cada lengua)
Y pensar que en los años, creo que sesenta, al igual que muchos terrícolas, creí que los tipos eran chéveres y hasta esperábamos contactarnos con ellos, cuando nos dieron la noticia con música que los marcianos habían llegado ya y que llegaron bailando el cha cha cha.

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