EL BANDIDO DE LA LUZ ROJA


Caryl Chessman fue un delincuente norteamericano, conocido como "el bandido de la luz roja" porque utilizaba una de las sirenas que usan en el techo las patrullas policiales, para sorprender a sus vìctimas, a quienes despojaba de sus pertenencias y luego las violaba y asesinaba. A los 27 años (1948) fue condenado a la càmara de gas. Mientras estuvo en el "corredor de la muerte" logrò graduarse de abogado y tambièn culminò sus estudios de Latìn. Asumiò asì su propia defensa, logrando en varias oportunidades aplazar la ejecucion de la pena, hasta que, finalmente, en 1960 se cumpliò la sentencia. Chessman escribiò varios lbros durante su estadìa en prisiòn, los cuales fueron muy vendidos. Despertò simpatìas en el mundo entero, no obstante su pasado criminal, por haber iniciado una campaña contra la aboliciòn de la pena de muerte, ademàs de su buena conducta en el penal y todos los mèritos acadèmicos que obtuvo.
No obstante ser yo un niño para cuando comenzò esta historia, recuerdo claramente la tensiòn que viviò el mundo por la situaciòn de Chessman, siendo bastante considerable el nùmero de personas que abogaban por no ejecutarlo y cambiarle su condena por cadena perpetua. Los diarios siempre tenìan algo sobre el tema. Se publicaron folletos en serie.
Cada vez que se fijaba el dìa para la ejecuciòn, la colectividad mundial entraba en vilo y respiraba con satisfacciòn por los aplazamientos de la ejecuciòn de su condena.
Traigo a colaciòn esta historia - dado como soy a hacer comparaciones poniendo en uno de los extremos casos radicales - para evidenciar de lo que es capaz el ser humano en sus sentimientos de compasiòn y perdòn, aplicable a todas aquellas situaciones en las que una persona que ha actuado mal, reflexiona sobre su pasado y toma en algùn momento el camino correcto.

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