LOS RICOS ESTÁN COMPLETOS

Cuando una persona pretendía quitarle algo de valor a una gente pobre, timarla, hacer con ella un negocio desproporcionado en su perjuicio o pedirle prestado, siempre se remataba en la parte final de la trama con aquello de que “tú sabes, yo no voy a joder a un pobre”, lo que, por cierto, casi siempre era mentira. Pero los venezolanos aprendieron con el tiempo que llamar “pobre” a quien efectivamente lo es, resulta una afrenta de gran quilate.
Con ese ingenio nacional aún bastante dormido – tal vez hoy más que nunca - , en las condiciones antedichas se cambió más bien para decirle al pobre “con los ricos no se puede jugar porque tienen mucho poder y lo joden a uno”, con lo cual se lograba el doble propósito de continuar con el objetivo de “desplumarlo” y de paso no ofenderlo, porque en nuestro medio no hay nada más grande que lo llamen a uno rico, así sea de embuste.
Continuando con los ricos, también es común que cuando alguien pierde la oportunidad de un buen negocio, no se quiere arriesgar o no tiene cómo hacerlo, suele utilizar jocosamente, en forma de auto consolación, aquello de “tranquilo, yo no tengo nada que buscar allí porque los ricos están completos”.
Yo tengo mis reservas con eso, puesto que a cada rato uno ve como mueren ricos en todas partes del mundo y entonces ¿esos puestos no quedan vacantes y otros los podemos ocupar?
Se me ocurre pensar que en esa materia no nos hemos “globalizado” y en consecuencia deberíamos luchar por normas internacionales bien claras que, primero, permitan que las vacantes sean ocupadas sin discriminación y, segundo, que uno pueda llenarla en cualquier parte del mundo donde haya oportunidades.
Porque lo que es aquí, amigo, no se sabe quién tiene las planillas para inscribirse. Por otra parte, alguien debe tener una lista de aspirantes tachados. Si se muere un rico ya tiene tres suplentes designados a dedo y uno nunca participa. Y, la verdad, mucha gente no está en condiciones físicas de lanzarse a agarrar una parte del chorro de dinero que brota del suelo o no sabe dónde están o no lo dejan entrar donde están los chorros.