UN ABOGADO PROMISORIO.
Es alentador o esperanzador –
aunque tal vez sea más apropiado decir “interesante” -, oír las disertaciones
de un joven abogado que se abre paso en el mundo jurídico a fuerza de
constancia, estudios de alto nivel y posiciones importantes. A pesar de que una
cierta desazón o desánimo lo invaden con frecuencia, aprecia algunos rayos de
luz que le hacen creer en un mejor desempeño profesional.
Acentúa sus reflexiones,
tocadas con altas dosis de filosofía jurídica y concretamente con la constitucional,
en el valor social esclarecedor y orientador de las sentencias de cualquier
grado, elevándolas hasta aquellas fundamentales que emanan de la máxima
instancia judicial.
Las sentencias paridas con
profundas reflexiones no solo dirimen controversias entre partes, sino que
están llamadas a trazar senderos históricos en el fortalecimiento de las instituciones
y la vida social. En los cuerpos colegiados, los votos disidentes no pueden ser
vistos como una simple posición contra la mayoría, sino como una parte de
razonamientos que deben confrontarse para entender la verdadera misión del
sentenciador. Es la esperanza que salta de esa objeción, que forzosamente tiene
que ser muy bien documentada.
Lo mismo sucede con el voto
salvado concurrente, pues allí el sentenciador disidente coincide en el
dispositivo del fallo pero llega a él por otros caminos, es decir,
jurídicamente hablando, bajo otros motivos o razonamientos. La disensión es
parte de la creación judicial.
Sin perder el contacto con la
tierra, también yo abrigo esperanzas.
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